sábado, 4 de abril de 2020

Para Carlos Kayman

Tiene los ojos secos
con la mirada de otros mundos
Lloras por ella, por el dolor de su vacío
Sabes que no comprenderá,
que sufrirá lo indecible.

Siempre ocupándote de los otros,
olvidándote de tus pesares

Ahora, las nubes han bajado
y sospechas que los dioses no lloran.

Tú, cómo pocos, 
miras en soledad la vida.
Cerca estamos los que te queremos,
ángeles para tu desamparo.

Esfuérzate en su recuerdo apacible y alegre. 

Apóstol de la prudencia,
de los mantecados nocturnos,
de la ironía bondadosa.. 

Te ves ajeno al mundo,
aunque sabes que no estás solo...que nuestras almas te acompañan

martes, 31 de marzo de 2020

Psicoterapia online


No podemos disociar la conducta de las cogniciones y de las emociones. Así, el objetivo de la terapia psicológica es trazar una hoja de ruta para que nuestra idiosincrasia se adecue al mundo de los hechos. Una terapia efectiva implica diseñar un tratamiento individualizado, asumiendo la realidad social y cultural del sujeto.
Se han propuesto diferentes metáforas para comprender las actuales sociedades occidentales: Bauman nos ha legado la “sociedad líquida”, Beck la “sociedad de la incertidumbre” o el español Castells “la sociedad en la red”.
Hay un consenso en cuanto que las nuevas formas de interacción social determinan la constante mutación de las estructuras psicosociales en las sociedades actuales. Las TICs (tecnologías de la información y la comunicación) han ido permeando la mayoría de los actos comunicativos, constituyendo lo que se ha denominado el “homo sapiens digital”.
Una intervención psicológica exitosa implica atender a la idiosincrasia del paciente, comunicarse en un mismo lenguaje. No podemos obviar que medio determina la credibilidad del mensaje. Aristóteles en la Retórica distingue tres elementos básicos en un discurso con poder de incidir en la realidad: quién habla, para quién se habla y qué se dice. Podríamos añadir, principalmente en nuestras sociedades, en dónde se dice. Así, las TICs son unos actores imprescindibles para comprender dónde reside la autoridad.
Desde los albores de la psicoterapia su herramienta más determinante ha sido el propio psicoterapeuta, pero las nuevas TICs han abierto nuevas sendas. Discernir las ventajas o inconvenientes y su eficacia o ineficacia será uno de los debates más candentes en la salud mental.
A primera vista el principal beneficio es su accesibilidad. El objetivo no sería sustituir la terapia cara a cara por la psicoterapia online, si no explorar un nuevo modo de hacer llegar la terapia psicológica a las personas que lo necesitan, utilizando las TICs. Así, la accesibilidad implica una facilidad y oportunidad de recibir el servicio terapéutico desde donde queramos y sin desplazarnos.
La falta de tiempo y la soledad son quejas recurrentes que se manifiestan en una alta prevalencia de los trastornos ansiosos-depresivos en las sociedades desarrolladas. En este aspecto las TICs nos permitirán acomodar el tiempo de terapia a nuestra agenda y amortiguar la conciencia de soledad en cuanto las personas en terapia online pueden interaccionar con el psicoterapeuta en el momento que lo necesiten. Las TICs pueden crear un espacio íntimo para el paciente. El entorno virtual puede ser un espacio seguro para el paciente porque rompe la barrera del miedo y vergüenza de acudir al psicoterapeuta.
Se ha propuesto la hipótesis de la existencia de una nueva generación denominada “nativos digitales”, que serían los nacidos en la década 1980-90. La brecha digital supone una estratificación entre aquellos que están informados y aquellos que se han quedado fuera de las nuevas tecnologías.
Desde una perspectiva terapéutica tenemos que asumir los nuevos rasgos psicológicos de los “nativos digitales”. Así, son multitarea, prefieren un entorno gráfico al textual y un acceso aleatorio e hipertexual a la información, en vez del lineal propio de la secuencialidad, el libro y la era analógica. La creación de una realidad más icónica que textual, de unas tareas de enseñanza-aprendizaje más colaborativas y menos verticales comporta la necesidad de atender a las TICs como una herramienta necesaria en la psicoterapia.

lunes, 30 de marzo de 2020

Héroes sin nombre


Desde los balcones
te presentimos, sigiloso y negro
en busca de los débiles.

Avanzas por los aires,
sin pronunciar palabras,
sembrando silencios y soledades,
encerrándonos en espacios exiguos,
alejándonos los unos de los otros.

La primavera alcanza el invierno,
haciendo eterna la naturaleza;
mientras los humanos seremos historia,
abandonados, fugitivos fracasados.

Quizá, bajo la luz de una imagen sepia,
nuestros nietos vean las calles vacías
y piensen en los que perdieron todas sus albas.

Alguno buscará su Aquiles,
a quien prefirió la gloria a la vida
y encontrará héroes sin nombres,
armeros que amaban las vidas ajenas,
que templaron sus armas en batallas anónimas.

viernes, 27 de marzo de 2020

A propósito de la pandemia


“Todas las desgracias del hombre se derivan del                                                                     
 hecho de no ser capaz de estar tranquilamente
 sentado y solo en una habitación.” Blaise Pascal


 Los valores en una pandemia.

Vivimos tiempos extraños, de espacios exiguos y convivencias intensas. Nos sentimos esclavos o libres en relación a nuestros valores. Así, lo que pensamos de nosotros mismos dependen tanto de lo que preferimos como de lo que desdeñamos. El avezado Spinoza comprendió que el “conatus” -cada cosa se esfuerza, cuanto está en ella, por perseverar en su ser- define a la naturaleza humana y, por lo tanto, una pandemia trastoca todos nuestros valores. Nos confinamos para vencer al esquivo virus porque estamos convencidos que nuestra supervivencia es la principal finalidad de la existencia humana.

Rutinas y novedades

La rutina nos confiere una cierta seguridad y la posibilidad de un determinado conocimiento. Buscamos constantes para predecir los acontecimientos y, a su vez, encontrar soluciones para hacernos la vida más cómoda.    
Mientras la comodidad nos atocina la novedad nos enardece. Nos apasionamos con lo que nos fascina, con lo que esta un poco más allá de lo cotidiano. Necesitamos de nuevos estímulos para sentirnos vivos: no queremos que la vida viva por nosotros, queremos vivir la vida nosotros.
Una pandemia es un imprevisto que lo cambia todo. De pronto el miedo, con sus fuertes garras, nos conecta con nuestra sustancial fragilidad. Nos impele a cambiar nuestras rutinas para vencerle.

La estrategia del caparazón

Tenemos que escondernos para protegernos de un virus resistente y astuto. Vamos observando cómo traspasa fronteras, cómo se ceba con los débiles y cómo se agazapa para sobrevivir entre los vivos.
Estamos confinados porque nos han dicho que manteniendo las distancias protegemos nuestro cuerpo. También sabemos que aunque “el infierno sean los otros” no podemos estar sin ellos, que como pensaba Aristóteles, fuera de la sociedad el hombre es una bestia o un Dios. Así, que tendríamos que cultivar la fraternidad para ser fieles a nuestra esencia.


El impacto psicológico

Cada cual se sostiene en sus propias manías –el poder, la verdad, el honor, el dinero o el amor- haciendo de ellas los fundamentos infranqueables de su existencia.  Con la cuarentena aumentan los síntomas de angustia, los sentimientos negativos o las iras agazapadas, ya que encerrados en una habitación nos sentimos desnudos. De pronto, querámoslo o no, tenemos que cambiar nuestros hábitos, para enfrentarnos a nuevos estresores.
Nos estresa el miedo al contagio, la duración de la cuarentena, la frustración y el aburrimiento, los suministros inadecuados o la información sesgada. Nos zambullimos en pantallas para achicar nuestros miedos, para saber qué debemos hacer. Tendríamos que buscar un momento para sentarnos tranquilamente en una habitación y conociéndonos mejor descubrir la persona que se esconde detrás del personaje.  

  







miércoles, 25 de marzo de 2020

Nihilismo terapéutico

Publicado en revista online

Nos encontramos en una época que por doquier se alzan voces para señalar que vivimos en unos tiempos inciertos y la precarios. Los valores que nos han mantenido durante mucho tiempo se están haciendo añicos, y obligados a dar respuesta velozmente a las exigencias de la vida cotidiana podemos sentirnos abrumados. Una mayoría nada desdeñable reclama valores a los que asirse, brújulas para orientarse en la complejidad. El mundo actual además de complejo es sustancialmente nihilista. En este artículo de PsicologíaOnline, vamos a abordar el concepto de nihilismo terapéutico y explicaremos cuál es su definición.

El nihilismo

Nietzsche comprendió que el nihilismo es “el más inquietante” de los huéspedes. Un espeluznante huésped que puede justificar innumerables tropelías, además de dejarnos huérfanos. Somos huérfanos porque hemos triturado a cualquier autoridad que sea capaz de menoscabar cualquier ápice de nuestra libertad personal.
Se ha definido el nihilismo como “la falta de un fin; falta de una respuesta al ¿para qué?”. Así, los valores supremos se desvalorizan y los conceptos como la “nada”, el “vacío”, lo “incomunicable” o lo “incognoscible” definen los contornos de los tiempos nihilistas.

El poder de la racionalidad

Para Weber, la modernidad se define por el “sutil manto de la racionalidad”, que inicialmente al servicio de la vida se ha transformado en una “bóveda de acero”. La racionalidad científica ha producido el irreversible desencantamiento del mundo.
Esta conciencia desencantada se ha traducido en politeísmo de valores, en una época privada de “dioses y profetas”. Toca preguntarnos: ¿cómo podemos vivir sin unos valores que nos entusiasmen?

Los valores que nos definen

Cada uno de nosotros se sostiene en sus propios valores. En el proceso de una terapia psicológica, se va desgajando los valores –conscientes o inconscientes- que guían nuestra conducta. Generalmente, afloran valores contradictorios (amamos igual que odiamos a la misma persona, necesitamos que nos cuiden igual que nos dejen nuestro espacio…).
Los conflictos entre distintos valores implica un proceso de deconstrucción y de reconstrucción personal. El espíritu del nihilismo socava la posibilidad de una reconstrucción personal porque al renunciar a los ideales, no nos queda más que vagar en las tinieblas de la incertidumbre y la precariedad.

La disolución de los dogmatismo y de las ideologías

El espíritu del nihilismo contiene un reverso liberador: se ha disuelto el dogmatismo y ha hecho caer a las ideologías. Así, el espíritu del nihilismo puede sernos útil para demoler, para crear un “vacío fértil” que nos permita reconstruir nuestra propia identidad.
En el proceso de una terapia psicológica, el nihilismo tiene que ser superado por una “mirada entusiasmada” de nuestras aspiraciones vitales.

Una terapia psicológica para los espíritus nihilistas

La base psicológica de los nihilistas es parecida a la de los fundamentalistas. Todo lo categorizan en blanco o negro, y se les hace muy difícil convivir con los claroscuros.
Así, ante una forma de sentir y pensar rígida (todo o nada), se tiene que abordar desde la búsqueda de elementos que nos permitan dotar de flexibilidad a nuestros ideales. El planteamiento de espacios emocionales, con el uso de fantasías e imágenes, puede ser una intervención psicológica adecuada. Así, no se trata de convencer a través de la razón (o el sucedáneo de la racionalización) de que es inadecuado sostenerse en posturas nihilistas o fundamentalistas, si no de aflorar a la superficie aquellas emociones que nos permitan atenuar las emociones inflexibles del fundamentalistas y potenciar la emociones silenciadas de los nihilistas.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

El liderazgo prosocial

Escrito en la revista psicologia online

La prosocialidad es un tipo de conducta que se define en relación al receptor. En este sentido, “la mirada prosocial” dependerá de las respuestas (conductuales, cognitivas y emocionales) del receptor. Así, al centrarnos en las consecuencias más que en las intenciones se plantea la posibilidad de adquirir ciertas habilidades. La prosocialidad implica la capacidad agente, es decir la acción consciente para adquirir unos hábitos que nos permitan actuar, más allá de nuestro propias necesidades, para constituir una “comunidad cimentada en la reciprocidad, solidaridad, creatividad y en la responsabilidad”.
En este artículo de PsicologíaOnline, hablaremos sobre el liderazgo prosocial.
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El piloto automático en nuestra cotidianidad

Actuamos –en la mayoría de las ocasiones- con patrones adquiridos, con el “piloto automático” inconsciente. Arropándonos con nuestros hábitos nos resistimos al cambio. Las conductas prosociales requieren un esfuerzo. El primer paso para desprogramar el piloto automático es “tomar consciencia” de nuestras conductas, pensamientos y emociones. No se puede disociar lo que hacemos de lo que pensamos y sentimos. Así, un cambio exitoso requiere lidiar con las emociones, las conductas y los pensamientos. El segundo, consiste en observar las señales que nos ofrecen los receptores para centrarnos en sus necesidades.

La práctica de la prosocialidad

Las habilidades de la prosocialidad nos permite crear una “comunidad cimentada en la reciprocidad, solidaridad, creatividad y en la responsabilidad”. La prosocialidad, como práctica conductual, ha crecido al albur de una determinada concepción ética. Una concepción ética que implica una clara posición vital: “tú estás bien-yo estoy bien”. El mismo concepto apunta a la naturaleza social del hombre, pero no como un ente que únicamente aspira a cubrir sus necesidades, sino como “agente” que más allá de razones extrínsecas y materiales apunta la reciprocidad positiva y solidaria. La ética de la responsabilidad, como contrapunto de la ética del éxito, aspira a relaciones sociales consecuentes. Una ética de la responsabilidad implica una acción proactiva, de una ética del cuidado del otro.

La asimetría de la ayuda

Para eludir la inevitable asimetría, entre el que ayuda y el que recibe la ayuda, la ética de la responsabilidad implica ir más allá. Los objetivos se constituyen conjuntamente, no existen atalayas privilegiadas para aquellos que se atribuyen la potestad de saber las verdaderas necesidades. Inclinar la mirada hacia el “otro” implica que el objetivo de la prosocialidad no sea un artificio para el éxito –social, laboral o económico-, sino un hábito que se adquiere con la consciencia que el bienestar es una actividad que se construye en comunidad.
La prosocialiad se asienta en una ética de las consecuencias, en la medida que una ética de las buenas intenciones puede saciar nuestro desasosiego interno, pero no ser efectiva en la cotidianidad. Se trata de no caer en el juego psicológico del “salvador”. El receptor tiene su propia luz y una conducta prosocial implica atender al otro respetando su propia idiosincrasia.

La solución prosocial

La solución prosocial implica un equilibrio entre:
  • Necesidad de justicia, orden, autoridad –pax romana-
  • Armonía interior del grupo –paz griega-
Este equilibrio dilucida el debate entre una ética del éxito (adaptación al entorno) y una ética de la responsabilidad (atender a los principios y convicciones del grupo). No es fácil el equilibrio entre las demandas de la autoridad –orden- y los requerimientos emocionales, cognitivos y éticos de cada uno. Como equilibristas tenemos que transitar en la cuerda tensada entre las demandas externas y la autenticidad en relación a nuestros propios valores.
Desde una perspectiva conductual se pueden proponer las siguientes acciones prosociales: ayuda física, el servicio físico, la ayuda verbal, el consuelo verbal, las acciones de dar y compartir, la confirmación y valorización positiva del otro, escucha profunda, empatía, solidaridad y presencia positiva y unidad.
Se necesitan más habilidades que estrategias. Los hábitos –una segunda naturaleza para Aristóteles- se adquieren en la práctica. Un aprendizaje constante que nos permite adecuar nuestros estilos comunicativos al contexto y a cada persona en particular.

El liderazgo prosocial y la optimización

Un líder prosocial tiene que potenciar todos sus roles: de formador, líder, dirigente, compañero, subalterno, amigo, padre, madre, experto, etc., de herramientas personales de autodiagnóstico y optimización para aplicarlas en todos los contextos donde se relaciona interpersonalmente. Un líder prosocial requiere flexibilidad -de adoptar diferentes roles- y en la transferencia de las habilidades en los diferentes ámbitos.
La optimización se define como “potenciar la máxima posibilidad”. Hacer acto las potencialidades, crear un terreno fértil para que las semillas puedan florecer en todo su esplendor. La optimización trata de mejorar lo que existe. Se propone el siguiente procedimiento: conocer el entorno, construcción de una matriz de posibilidades, el diseño de un plan de acción y la autoevaluación.
Las diferentes teorías del liderazgo se han focalizado en diferentes aspectos: en las características del líder, en la teoría carismática, en los estilos de liderazgo y en la importancia de las situaciones dadas. La mayoría de las teorías del liderazgo son axiológicamente neutras, es decir no se plantean los valores éticos. La asepsia científica no puede argüir nada en relación al lado perverso y oscuro del liderazgo.
El liderazgo prosocial se compone de dos conceptos fundamentales. “Pro” que se refiere a una “influencia positiva y efectiva, con metas constructivas que sirven al bien común”. Las intenciones, la visión y los objetivos del líder son positivos (“pro”), crean o añaden valor. El segundo concepto es de “social”, en cuanto sus acciones atienden a las necesidades de un grupo más amplio en vez de atender a los intereses personales o de un grupo más limitado. Así, el liderazgo prosocial cambia y traslada el foco de evaluación del líder a aquellos a quien sirve.
Un buen líder debería ser por naturaleza prosocial y sus objetivos tendrían que estar al servicio de una optimización cívica. En todo líder hay dos facetas, que habitualmente suelen solaparse: el líder como la persona que es capaz de conseguir los objetivos (adecuar lo medios y aunar las voluntades individuales en la consecución de un fin) y la capacidad teleológica, de proponer fines dignos de la vida humana. La dignidad se alimenta de la categoría de sentido (más que con la categoría de verdad –que implica adecuación de la proposición lingüística con la cosa-). Mientras la consecución de los resultados se refieren a una ética del éxito, el diseño de los fines o objetivos se refiere a una ética de la responsabilidad.
Romper la esclerosis que produce unos hábitos arraigados no es una tarea sencilla. El liderazgo prosocial tendría que ser capaz de subvertir el orden establecido para resquebrajar los círculos viciosos.
Un líder prosocial trabaja para identificar y articular objetivos comunes clave.
El liderazgo hace que las personas se comprometan y se ocupa de empoderarlas, por lo que se requiere conocer y entender sus objetivos así? como sus talentos. Conocer que? pueden hacer las personas y que? quieren es lo que ayuda a crear una visión efectiva y colectiva. A partir de la visión, los objetivos específicos deben ser remarcados, evidenciados y acompañados y a veces dirigidos por los lideres, y no simplemente esperados.
Los lideres prosociales comunican los elementos positivos de estos objetivos y crean la situación para conseguirlos, asi? como analizan y comparten el coste que puedan tener. El líder prosocial ha de reconocer y explicar el valor y el coste en la consecución de los objetivos, prestando también atención a aquellas personas que puedan sufrir durante este proceso.
El líder prosocial muestra un compromiso en el desempeño necesario para alcanzar los objetivos. Por este motivo el liderazgo debe ir acompañado de una buena gestión. La resiliencia, el modelado, el carisma y el coaching ayudan a la persecución de los objetivos. Los lideres prosociales aceptan la responsabilidad de sus acciones, así? como la de los resultados conseguidos.
Los lideres prosociales son buenos gestores. Un liderazgo visionario o carismático sin habilidades para implementar los objetivos puede llegar a ser contraproducente. Un buen líder se convierte en buen jefe siendo consciente y disciplinado.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

Prejuicios y esteriotipos sociales.

Publicado en la revista psicologia online

Prejuzgar una persona consiste en emitir juicios antes de conocerla. Por economía cognitiva y por una cierta placidez emocional tendemos a clasificar a las personas en una primera instancia. Así, nuestra “primera mirada” está tamizada por nuestras creencias, situándonos en una determinada posición. Nuestra posición principalmente depende de las creencias sobre nosotros mismos, en cuanto siempre “miramos” con nuestros ojos.
En este artículo de PsicologíaOnline, vamos a hablar acerca de qué son los prejuicios sociales y estereotipos y cómo superarlos.
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Prejuicios sociales y autoestima

Albert Bandura acuñó el concepto de autoeficacia. Dicho término se refiere a la confianza que posee una persona en conseguir un objetivo y que afecta en la consecución de este, es decir, en el propio rendimiento. Las personas con autoeficacia baja se rinden con facilidad ante las dificultades o incluso deciden de entrada no abordar el desafío. Las creencias sobre nuestra autoeficacia forman parte de nuestra autoestima.
En la práctica, tendríamos que plantearnos que los profesores, directivos y entrenadores deberían reforzar la autoimagen de sus alumnos, trabajadores y deportistas, respectivamente. Si contribuyen a evitar los fracasos y las estigmatizaciones, el rendimiento de los aprendices mejorará notablemente.
La autoestima es un concepto amplio que incluye factores emocionales (yo siento), cognitivos (yo pienso) y conductuales (yo hago). En la práctica, estos factores se entremezclan constantemente, retroalimentándose los unos con lo otros. De esta manera, podemos comprender cómo fracasos en la edad temprana producen un desaliento permanente en algunas personas. Por otra parte, podemos dilucidar cómo nuestros prejuicios sociales o estereotipos estigmatizan a determinados personas o grupos sociales. Nuestra autoestima influye tanto en nuestro rendimiento personal como en los juicios que tenemos de los otros. Al juzgar a los otros lo que hacemos es plantearnos unas determinadas expectativas sobre su autoeficacia.

La posición de los otros

Cuando nos invade el miedo o dudamos de nosotros mismos, aumenta nuestra sensibilidad a los estímulos que anuncian fracaso. La posición de los otros depende de las creencias de cómo ellos apuntalarán o derruirán nuestra autoestima. Las emociones básicas que subyacen son el miedo y la alegría: el miedo ante el peligro o la alegría ante un nuevo reto.
Ingenuamente, nos sostenemos en la creencia que la imagen que proyectan los otros se corresponde a las expectativas que tenemos sobre los actos que son capaces de llevar a cabo. Ejemplarmente, sentimos alegría cuando estamos enfermos y una persona con una bata blanca nos examina, pero sentimos miedo cuando, en la misma situación, somos examinados por una persona vestido de mecánico.
Así, podemos plantearnos estereotipos más sutiles como que las mujeres conducen peor o que los asiáticos son más trabajadores. La mayoría de las ocasiones nuestros estereotipos sociales son automáticos, es decir son formas aprendidas de supervivencia.
Prejuicios sociales y estereotipos: definición - La posición de los otros

Superar los estereotipos

Dialogando podemos resquebrajar los estereotipos sustentados en el miedo y sustentarnos en la alegría por la existencia del otro.
La alegría es una emoción que nos hace abiertos a la experiencia y nos permite la constante posibilidad de cambiar de posición. Spinoza definió el amor como “alegría por una realidad exterior”. Es posible que nuestro peor enemigo habite en nuestro interior porque no somos capaces de ser amables con nosotros mismos. Cuando somos capaces de querernos, podemos emprender la aventura de querer a los otros.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.

Trastorno postraumático por amargura

Escrito en la revista psicologia online

La amargura emerge cuando nuestro tono vital se tiñe de pesimismo, de un constante mal humor y de falta de alegría. Así, asumiendo la injusticia como inherente a la existencia humana el amargado se guarece en una moral rígida e insuflándose de un deseo imperioso de venganza se va haciendo tóxico para sí mismo y para los que conviven con él. En este artículo de Psicología Online vamos a descubrirte qué es el Trastorno postraumático por amargura para que conozcas mejor la naturaleza de este sentimiento.

Qué es el trastorno por amargura

La amargura es un sentimiento mixto entre ira y frustración que surge cuando alguien experimenta una situación o acción injusta. Los afectados por el trastorno por amargura reaccionan al principio con una actitud de protesta o de agresión, sin embargo, se resignan con el paso del tiempo y acaban retrayéndose.
Al sentirse tratados injustamente, se encaracolan y se atavían con una tristeza recurrente. En cierta manera, la lección más esclarecedora que nos puede ofrecer los amargados es que lo contrario de la locura es la alegría, no la cordura.

La importancia de las experiencias vividas

Cada uno de nosotros tiene que afrontar, con sus recursos cognitivos y emocionales, su propia experiencia. Es obvio que existen determinadas experiencias que nos trastocan, que pueden hundirnos en la desesperación o la indefensión.
Por otra parte, la experiencia nos muestra insistentemente que ante un mismo acontecimiento algunas personas sufren una amargura persistente mientras que otras, antes o después, superan la vivencia o incluso la consideran una fuente de crecimiento. Lo que parece evidente es que la amargura o la alegría depende de la experiencia y los valores personales más que del suceso en sí.
Nuestra libertad primigenia se asienta en nuestra manera de “mirar” el mundo: si aceptamos con serenidad lo inevitable y no cejamos en el empeño de esforzarnos constantemente por hacer un mundo mejor seremos capaces de comprender y sentir que el mundo no se ha confabulado para amargarnos la vida. En cuanto seamos capaces de despojarnos del papel de víctimas y asumamos que nuestras acciones pueden atenuar la injusticia del mundo –por mínima que sea- brotará la alegría.
Trastorno postraumático por amargura - La importancia de las experiencias vividas

La vulnerabilidad y la resiliencia

La vulnerabilidad (sensibilidad frente a la carga) y la resiliencia (capacidad psíquica de sobreponerse a situaciones adversas) son dos características que influyen en la evaluación y afrontamiento de un factor estresante (experiencias que trastocan, un divorcio, una muerte familiar, un despido laboral…).
Todos tenemos un nivel de vulnerabilidad que define nuestra capacidad de sostenernos en cierto equilibrio psicológico: en cuanto se van acumulando las cargas (un trabajo exigente, un amor roto, una muerte, un accidente…) se requieren más recursos.
Existe lo que podríamos denominar un “nivel de ebullición” -una experiencia muy traumática, una acumulación de pequeños traumas o una situación de indefensión temporal- que nos desequilibra. La capacidad de volver a nuestro equilibrio (nivel basal) es la resiliencia. Es la capacidad de volver a vivir con alegría –habiendo aprendido y metabolizado las experiencias traumáticas vividas- sin resentimiento ni amargura.

Criterios diagnósticos del trastorno postraumático por amargura

El concepto de trastorno postraumático por amargura depende del trastorno por estrés postraumático (TEPT). La disimilitud principal es que el TEPT, según la OMS, es consecuencia de “un suceso extraordinariamente amenazador o de dimensiones catastróficas que llevaría a una profunda desesperación a casi todas las personas”(una guerra, la tortura, la violencia o una catástrofe natural), mientras la amargura, en cambio, puede ocurrir por sucesos relativamente triviales.
Así, la etiología de el trastorno postraumático por amargura hay que buscarla en el ámbito laboral o en el ámbito familiar. Otra disimilitud de los trastornos es la sintomatología. El trastorno postraumático por amargura tiene una entidad propia en cuanto tiene una sintomatología específica: comparte síntomas con el TEPT y la depresión (recuerdos gravosos, anhedonia, pérdida de energía, síntomas somáticos…) pero el agravio, la ira y la frustración predominan en ellos.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.
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La psicologia humanista


Articulos publicado en la revista piscología online

Tras muchos años de trayectoria e investigación en diversas universidades europeas y americanas, la psicología humanista ha alcanzado un estatus propio como tercera fuerza de la psicología en la actualidad. La visibilidad de un determinado modelo psicoterapéutico depende tanto de factores intrínsecos -las aportaciones teóricas y las técnicas de intervención que ofrece a la comunidad de psicólogos- como de factores extrínsecos, que se correlacionan con el poder que emana de las instituciones.

El por qué de la psicología humanista

Como nos legó Descartes empezamos a pensar cuando somos capaces de dudar, de entrecomillar, nuestra herencia. En este sentido, las psicologías humanistas se sentían incómodas con un enfoque atomista, con el reduccionismo, con el mecanicismo, con el determinismo, con la focalización exclusiva en la psicopatología, con una epistemología que únicamente aceptaba el método de las ciencias naturales, con la formación de escuelas cerradas y con las luchas de poder. Después de la tarea demoledora con la actividad creativa se va construyendo un nuevo andamiaje. Así, las psicologías humanistas comparten los siguientes fundamentos:
  1. Una posición holista y sistémica
  2. Un reconocimiento de la libertad y la creatividad intrínseca al ser humano
  3. Un estudio de las personas autorrealizadas
  4. El reconocimiento de las limitaciones de las metodologías científicas
  5. La formación de escuelas como sistemas abiertos.
De la piscología humanista se deriva una psicoterapia humanista que asume los siguientes principios:
  • El respeto al pluralismo en psicoterapia
  • El crecimiento personal como meta
  • La prioridad de las actitudes del psicoterapeuta
  • La pluralidad y creatividad tecnológicas
  • La preferencia de lo “experiencial” respecto a lo “informativo”.
El movimiento humanista se inició en Estados Unidos por la necesidad de crear un modelo más holista, que incluyera dimensiones como el crecimiento personal, la capacidad creativa del ser humano o la importancia de la dimensión emocional y corporal. Las diversas escuelas, próximas o encuadradas, en el movimiento humanista, como la psicoterapia de la Gestalt (Fritz Perls), el Análisis Transaccional (Erich Berne), Bioenergética (Alexander Lowen) o autores como Carl Rogers, Erwin Yalom, Abraham Maslow o Rollo May han sido las fuentes principales que sustentan el modelo de la psicoterapia integradora humanista (PIH). implica
La psicología humanista - El por qué de la psicología humanista

La psicoterapia integradora humanista (PIH) y sus principios filosóficos

Los principios filosóficos subyacentes en PIH son.
  • Una perspectiva holista y sistémica, que implica que la personalidad del un individuo no es la suma o yuxtaposición de funciones o procesos (cognitivos, emocionales, conductuales, etc.), sino como un sistema o conjunto organizado idiosincrático, en constante evolución y desarrollo.
  • Una perspectiva existencial, que implica un enfoque dinámico que se concentra en la preocupaciones enraizadas en la existencia del individuo.
  • Una perspectiva constructivista, que conlleva que todo ser humano goza de la creatividad necesaria para reconstruir su propia cosmovisión, afrontando sus bloqueos y distorsiones que le permitirán ser el protagonista de su propio guión de vida.

Objetivo de la terapia PIH

El objetivo de la terapia en el modelo PIH es la expresión de la personalidad creadora. En el proceso terapéutico subyace la idea que las personas somos capaces de superar los obstáculos psicológicos que nos impiden la apertura a la experiencia, a la independencia de juicio o la fortaleza del Yo.
Para expresar la personalidad creadora se han propuesto diferentes técnicas de intervención, que conjuntamente con una intensa y sistemática investigación teórica para proporcionar unos principios filosóficos sólidos, han permitido trazar los postulados teóricos que sustentan a la PIH:
  • Se admite la presencia de procesos no conscientes en el comportamiento humano.
  • Es un modelo psicodinámico en cuanto asume las motivaciones como aspiraciones que estimulan a los seres humanos a determinados logros, además de aceptar la variabilidad de las motivaciones (aceptando la distinción entre motivaciones y metamotivaciones de Maslow).
  • Sostiene que los valores éticos constituyen un núcleo importante de la personalidad y con base a ellos constituimos nuestra identidad facilitándonos o impidiéndonos nuestra evolución personal hacía una autonomía en armonía.
  • Aunque entiende que hay patrones consistentes de personalidad en la línea de Millon y Everly contempla el carácter original y único de cada ser humano. En el proceso terapéutico aspira al encuentro profundo, resaltando la importancia del vínculo terapéutico –adoptando las actitudes rogerianas de aceptación incondicional positiva).
  • El terapeuta tiene un papel activo, además de escuchar empáticamente ofrece propuestas de exploración concretas y planes de acción.
  • Es experiencial, concediendo un papel relevante a las emociones, la actividad imaginaria y a la intuición para abordar los bloqueos y distorsiones.
  • Es tecnológicamente pluralista y ecléctico en cuanto sus intervenciones son fundamentalmente idiosincráticas, adaptando las técnicas tanto a las peculiaridades del sujeto como a los problemas que se pretenden abordar.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular.





Poesías finales de marzo




Todo acaba por perderse
la piel, los huesos, hasta el alma
y esa pérdida no es catástrofe
Hay que saber perder en un segundo
todo aquello que nos posee





Por las calles voy andando
con un atuendo suelto
Nadie se acerca; todos lejos
con sus miradas en los suelos
Voy ligero de penas
sin pesadas agonías
Veo silencios, vacíos espacios
de infinitas noches oscuras
Aferrados a su duro cemento
aspiran a esquivar su deceso
Me enardece el aplauso
de todos lo que aman lo vivo


Calles vacías, sin ruidos, sin humos
sembradas de miedos, de huecos
en días y noches de largas ausencias

Distancias, lejanías infinitas

No sabe de fronteras, ha nacido sin ira
para sobrevivir hiriendo a los vivos,
ciego, recorre todos los mundos

Ha venido para sangrar a los frágiles,
para quitarles todos sus alientos
En un segundo volverá a su letargo,
mostrándonos el valor de lo humano

lunes, 16 de marzo de 2020

Poesías marzo

Mi textura es insaciable
quise llenar de miradas
mis soledades
Por eso, entre mis silencios
he devorado los segundos,
sobretodo en los veranos

Sé que el amor es espera:
una luz diáfana
en una noche oscura
Pienso en mis infancias:
en esos tiempos de preguntas,
de sólidas expectativas;
cuando todo son tientas
Sabes que te aman:
que se alegran
Mas no hay lágrimas saladas
en los ríos de las vidas ajenas:
!Son los otros! en sus memorias
que dibujan nuestras vidas

 ¿dónde estabas?
¿entre qué seres?
¿qué palabras pronunciabas?
¿por qué sentiré el ardor de la vida plena con tu amor?
Como hijo de las montañas soy un fugitivo
y -ajeno a los infortunios de los valles-
te he buscado en las cumbres, sin verte...
Ahora, sentada en el quicio de la ventana,
te veo, reflejando tu alma en mi alma



Construida con sudores, lágrimas y polvo
te veo lejos, en un párvulo limbo,
sin estridencias, ajena al mundo
y amarrada al cielo
Eras mi principio,
el reino de lo inédito
Tiempo de preguntas,
sin respuestas...
cuando no hacen falta juicios...
cuando todo son inicios...
Ahora te pienso, te siento
y me responde el silencio
Estás acurrucada,
no opinas de nada
y sin embargo estas en mi alma
con tu voz eterna
Ahora, solo miras y amas
como las diosas
Quiero alcanzarte
soñarte,
abrazarte
quererte

Todos son pasajeros,
entes inertes para mis ojos
Apareces, única, entre todos;
blanca entre los blancos
-como un estrella sin desiertos-

Conoces la soledad de las almas
porque las has visto todas
en las noches oscuras
No soy un pasajero cualquiera,
llevo todo tu peso en mi espalda
Quiero acariciar tus senos
para habitar con tus párpados
en bosques lejanos
Todos son pasajeros;
y tu los haces eternos

Poesías febrero



La montaña espesa acarició el cielo
la nieve irá haciéndose tierra seca
y el viento azul te hará más vivo
Sábelo, hubo un pasto
árboles que hacían sombra al agua
Brava, cristalina, ruidosa, viva
en la mañana amarilla sin alba

Verás correr el jabalí lujurioso
mientras el cazador aturdido
duerme con el ardor perdido
Abraza el frío de tu cara
no dejes que la luz se escape
tras la angosta cumbre
Álzate, como un ave alegre
con el amor de tu madre


Quedan las cenizas
de los fuegos vividos,
las solitarias migas
de los recuerdos
Sabemos que somos otros
que nuestras tierras
nos han dejado solos
en las noches oscuras
!Ay, de vosotros, emperadores!
que amasasteis sudores ajenos,
sin saber de sus pesares,
seréis locos desvariados

Escoge los perdidos
-no enjuagues sus lágrimas-
haz mares con sus abismos
y sabrás más de los vivos
No te creas invulnerable
hazte hombre sin olvidarte
que todo fluye,
que mañana puedes irte
Invéntate la esperanza,
la dulce fragancia de la mañana
No tengas miedo a tu crepúsculo,
realzará cada objeto
-antes oscuro y opaco-
encontrándole su sitio
Serás mejor con tu libertad,
olvidate de tu felicidad
para abrazar la levedad,
que es la mismísima eternidad
Verás que podrás hablar claro,
que no te atrapará el equivoco