jueves, 26 de junio de 2014

Una aproximación a la psicoterapia online




Introducción
No podemos disociar la conducta de las cogniciones y de las emociones. Así, el objetivo de la terapia psicológica es trazar una hoja de ruta para que nuestra idiosincrasia se adecue al mundo de los hechos. Una terapia efectiva implica diseñar un tratamiento individualizado, asumiendo la realidad social y cultural del sujeto.
Se han propuesto diferentes metáforas para comprender las actuales sociedades occidentales: Bauman nos ha legado la “sociedad líquida”, Beck la “sociedad de la incertidumbre” o el español Castells “la sociedad en la red”.
Hay un consenso en cuanto que las nuevas formas de interacción social determinan la constante mutación de las estructuras psicosociales en las sociedades actuales. Las TICs (tecnologías de la información y la comunicación) han ido permeando la mayoría de los actos comunicativos, constituyendo lo que se ha denominado el “homo sapiens digital”.
Una intervención psicológica exitosa implica atender a la idiosincrasia del paciente, comunicarse en un mismo lenguaje. No podemos obviar que el medio determina la credibilidad del mensaje. Aristóteles en la Retórica distingue tres elementos básicos en un discurso con poder de incidir en la realidad: quién habla, para quién se habla y qué se dice. Podríamos añadir, principalmente en nuestras sociedades, en dónde se dice. Así, las TICs son unos actores imprescindibles para comprender dónde reside la autoridad.
Desde los albores de la psicoterapia su herramienta más determinante ha sido el propio psicoterapeuta, pero las nuevas TICs han abierto nuevas sendas. Discernir las ventajas o inconvenientes y su eficacia o ineficacia será uno de los debates más candentes en la salud mental.
A primera vista el principal beneficio es su accesibilidad. El objetivo no sería sustituir la terapia cara a cara por la psicoterapia online, si no explorar un nuevo modo de hacer llegar la terapia psicológica a las personas que lo necesitan, utilizando las TICs. Así, la accesibilidad implica una facilidad y oportunidad de recibir el servicio terapéutico desde donde queramos y sin desplazarnos.
La falta de tiempo y la soledad son quejas recurrentes que se manifiestan en una alta prevalencia de los trastornos ansiosos-depresivos en las sociedades desarrolladas. En este aspecto las TICs nos permitirán acomodar el tiempo de terapia a nuestra agenda y amortiguar la conciencia de soledad en cuanto las personas en terapia online pueden interaccionar con el psicoterapeuta en el momento que lo necesiten. Las TICs pueden crear un espacio íntimo para el paciente. El entorno virtual puede ser un espacio seguro para el paciente porque rompe la barrera del miedo y vergüenza de acudir al psicoterapeuta.
Se ha propuesto la hipótesis de la existencia de una nueva generación denominada “nativos digitales”, que serían los nacidos en la década 1980-90. La brecha digital supone una estratificación entre aquellos que están informados y aquellos que se han quedado fuera de las nuevas tecnologías.
Desde una perspectiva terapéutica tenemos que asumir los nuevos rasgos psicológicos de los “nativos digitales”. Así, son multitarea, prefieren un entorno gráfico al textual y un acceso aleatorio e hipertexual a la información, en vez del lineal propio de la secuencialidad, el libro y la era analógica. La creación de una realidad más icónica que textual, de unas tareas de enseñanza-aprendizaje más colaborativas y menos verticales comporta la necesidad de atender a las TICs como una herramienta necesaria en la psicoterapia.  

La Terapia cognitivo conductual

Se ha demostrado eficacia terapéutica en el abordaje de la depresión, leve y moderada, tanto con tratamientos psicofarmacológicos como con tratamientos psicoterapéuticos: Esta eficacia se ha analizado de forma independiente cada abordaje y/o forma coadyuvante ambos tratamientos. Una de las técnicas psicoterapéuticas con más experiencia clínica y evidencia científica para el tratamiento de la depresión es la Terapia cognitivo-conductual.
La TCC (Terapia Cognitivo conductual) apareció en los años 50 del siglo pasado, inspirándose tanto en terapias conductuales como cognitivas. El modelo basado en las conductas implica asumir que a partir de una situación, problema o hecho, se derivan pensamientos, emociones, sensaciones físicas y comportamientos, con interrelación e influencia de unos en otros.
La TCC es una herramienta terapéutica evidencia científica y clínica en el tratamiento de diferentes trastornos de la salud mental entre los que se encuentran los trastornos de ansiedad, la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo, pánico, agorafobia, bulimia, y trastorno por estrés postraumático entre otros. En lo que respecta al tratamiento especifico de la depresión, este abordaje terapéutico viene avalado por estudios sistemáticos de efectividad, meta análisis, guías clínicas, principalmente durante los últimos años. Una gran ventaja de la TCC es que se posee diferentes protocolos de intervención, válidos y fiables, para el tratamiento de la mayoría de los trastornos psicológicos.
Su leitmotiv es dar una respuesta al malestar del paciente, a través del análisis de sus cogniciones que modificándolas le permitirán sentir y, consecuentemente, modificar sus comportamientos. Así, se entiende que las emociones humanas están basadas en ideas y, por consiguiente, podremos controlar los sentimientos más intensos cambiando las ideas (Beck, 1983). En relación a la depresión se entiende que los factores ambientales y cognitivos son los responsables de la presencia de este trastorno, pues los últimos influyen sobre los efectos del ambiente en que se desarrolla la persona.