lunes, 16 de marzo de 2020

Poesías marzo

Mi textura es insaciable
quise llenar de miradas
mis soledades
Por eso, entre mis silencios
he devorado los segundos,
sobretodo en los veranos

Sé que el amor es espera:
una luz diáfana
en una noche oscura
Pienso en mis infancias:
en esos tiempos de preguntas,
de sólidas expectativas;
cuando todo son tientas
Sabes que te aman:
que se alegran
Mas no hay lágrimas saladas
en los ríos de las vidas ajenas:
!Son los otros! en sus memorias
que dibujan nuestras vidas

 ¿dónde estabas?
¿entre qué seres?
¿qué palabras pronunciabas?
¿por qué sentiré el ardor de la vida plena con tu amor?
Como hijo de las montañas soy un fugitivo
y -ajeno a los infortunios de los valles-
te he buscado en las cumbres, sin verte...
Ahora, sentada en el quicio de la ventana,
te veo, reflejando tu alma en mi alma



Construida con sudores, lágrimas y polvo
te veo lejos, en un párvulo limbo,
sin estridencias, ajena al mundo
y amarrada al cielo
Eras mi principio,
el reino de lo inédito
Tiempo de preguntas,
sin respuestas...
cuando no hacen falta juicios...
cuando todo son inicios...
Ahora te pienso, te siento
y me responde el silencio
Estás acurrucada,
no opinas de nada
y sin embargo estas en mi alma
con tu voz eterna
Ahora, solo miras y amas
como las diosas
Quiero alcanzarte
soñarte,
abrazarte
quererte

Todos son pasajeros,
entes inertes para mis ojos
Apareces, única, entre todos;
blanca entre los blancos
-como un estrella sin desiertos-

Conoces la soledad de las almas
porque las has visto todas
en las noches oscuras
No soy un pasajero cualquiera,
llevo todo tu peso en mi espalda
Quiero acariciar tus senos
para habitar con tus párpados
en bosques lejanos
Todos son pasajeros;
y tu los haces eternos

Poesías febrero



La montaña espesa acarició el cielo
la nieve irá haciéndose tierra seca
y el viento azul te hará más vivo
Sábelo, hubo un pasto
árboles que hacían sombra al agua
Brava, cristalina, ruidosa, viva
en la mañana amarilla sin alba

Verás correr el jabalí lujurioso
mientras el cazador aturdido
duerme con el ardor perdido
Abraza el frío de tu cara
no dejes que la luz se escape
tras la angosta cumbre
Álzate, como un ave alegre
con el amor de tu madre


Quedan las cenizas
de los fuegos vividos,
las solitarias migas
de los recuerdos
Sabemos que somos otros
que nuestras tierras
nos han dejado solos
en las noches oscuras
!Ay, de vosotros, emperadores!
que amasasteis sudores ajenos,
sin saber de sus pesares,
seréis locos desvariados

Escoge los perdidos
-no enjuagues sus lágrimas-
haz mares con sus abismos
y sabrás más de los vivos
No te creas invulnerable
hazte hombre sin olvidarte
que todo fluye,
que mañana puedes irte
Invéntate la esperanza,
la dulce fragancia de la mañana
No tengas miedo a tu crepúsculo,
realzará cada objeto
-antes oscuro y opaco-
encontrándole su sitio
Serás mejor con tu libertad,
olvidate de tu felicidad
para abrazar la levedad,
que es la mismísima eternidad
Verás que podrás hablar claro,
que no te atrapará el equivoco