Desde
los balcones
te
presentimos, sigiloso y negro
en
busca de los débiles.
Avanzas
por los aires,
sin
pronunciar palabras,
sembrando
silencios y soledades,
encerrándonos
en espacios exiguos,
alejándonos
los unos de los otros.
La
primavera alcanza el invierno,
haciendo
eterna la naturaleza;
mientras
los humanos seremos historia,
abandonados,
fugitivos fracasados.
Quizá,
bajo la luz de una imagen sepia,
nuestros
nietos vean las calles vacías
y
piensen en los que perdieron todas sus albas.
Alguno
buscará su Aquiles,
a quien
prefirió la gloria a la vida
y
encontrará héroes sin nombres,
armeros
que amaban las vidas ajenas,
que
templaron sus armas en batallas anónimas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario