El
proceso de vinculación
Se
pueden describir cuatro condiciones que precipitan la interacción sujeto-secta
hacia la conversión de éste: contactar en un momento de crisis de vida del sujeto,
establecer vínculos afectivos, limitar los contactos con personas ajenas a la
secta y una interacción continuada e intensiva con los adeptos. De las cuatro
condiciones dos forman parte de las necesidades del sujeto (crisis y vínculos
afectivos) y las otras dos son técnicas propias de las organizaciones sectarias
(aislamiento e interacción con los miembros de la secta). Así, un proceso de
vinculación requiere un sujeto predispuesto y un grupo sectario que le ofrezca
una “forma de ver” que como un ansiolítico apacigüe sus ansiedades.
Se
han descrito cuatro etapas para llegar a la conversión plena. La primera es
atracción-seducción, en dónde se busca impactar agradablemente en el ámbito
emotivo-afectivo del sujeto para que se sienta querido y protegido. La segunda
etapa es la captación, que una vez más se realiza por la vía emocional-afectiva
que por la vía racional. La tercera es la conversión, en la cual el sujeto
adopta una nueva identidad en base a su compromiso con la secta. Por último, el
adoctrinamiento pretende que el sujeto consolide su nueva identidad y
profundice en la doctrina. Al final lo que se persigue es que el adepto
adquiera una inquebrantable consciencia que es un privilegiado por habitar en
una verdad absoluta y que finalmente
sienta que más allá de los límites de las creencias de su secta todo es caos y
perdición.
Estrategias
de abuso psicológico
Se
ha categorizado una serie de estrategias:
a.-
Aislamiento. De la familia, de los amigos, del trabajo, de las aficiones, del
lugar de residencia. Para constituir una nueva identidad se requiere demoler
todo aquello que nos sostenía, que nos proporcionaba una identidad.
b.-
Control y manipulación de la información. El adoctrinamiento implica canalizar
y focalizar toda la información pertinente para conseguir al adepto. La
construcción de una verdad absoluta entraña socavar la capacidad de
reestructurar nuestra cosmovisión con nuestras vivencias. El nuevo marco de
pensamiento no puede contaminarse con informaciones que susciten dudas o exploración
de nuevos territorios.
c.-
Control de la vida personal. Cualquier atisbo de individualidad y de criterio
personal entorpece el proceso conversión del neófito en la estructura sectaria.
Por ello, la organización sectaria se afana por controlar su economía, sus
relaciones afectivas y su vida sexual, sus actividades, en definitiva su propia
existencia.
d.-
Abuso emocional. Es la estrategia más determinante. Desde la activación
interesada de emociones positivas a la exigencia de una entrega afectiva y entusiasta.
El abanico de estrategias es amplio: intimidación, desprecio, humillación,
rechazo, sentimiento de culpa…
e.-
Adoctrinamiento en una verdad absoluta
y perdida de la identidad personal.
Reconstrucción del propio pasado para “verlo” con los ojos de la nueva verdad absoluta de su nueva identidad.
Incapacidad para la crítica y exigencia de imponer la doctrina por encima de
las personas y las leyes. Idealización de la doctrina y rechazo frontal de
todos los grupos que amenacen su supervivencia.
f.-
Imposición de un líder que tiene la autoridad legítima sobre la verdad absoluta.