jueves, 18 de junio de 2009

LA INTUICIÓN PARA LOS NUEVOS PARADIGMAS

Shakespeare en su obra “La tempestad” nos ofrece la idea que el optimismo fundamentado en la realidad es el único camino hacia un mundo feliz. Mientras la razón se asocia al orden y al procesamiento analítico, la intuición se asocia al caos y al procesamiento holístico. El intuitivo es un optimista que no pierde el contacto con la realidad. Si la esquizofrenia se define como “mente dividida”, el intuitivo tiene la mente en el mundo y además es capaz de encontrar relaciones inéditas para la mayoría (tiene una cierta capacidad para la ubicuidad). Relaciones insospechadas, pero latentes, con fuerza para explicitar lo implícito. Nietzsche definió al intuitivo como un “hombre póstumo”, porque va más allá de la interpretación vigente de lo dado y desvela el futuro.
Todos solemos entender que la intuición se relaciona con la creatividad. Los creativos tienen una manera de acercarse al mundo que les permite percibir formas nuevas, generalmente más originales, pero también les hace más vulnerables al rechazo y a los cambios de humor. La intuición juega un papel fundamental en las tareas creativas: mientras el orden (auspiciado por la razón) limita las posibilidades, la intuición (auspiciada por la imaginación) perfora los límites de cualquier sistema cerrado.
La imaginación nos conduce ir más allá de lo evidente. Se trata de volver a mirar, de hacer una segunda, tercera o cuarta mirada. La reflexión es una lectura atenta, mientras imaginación requiere una decisión. La intuición se vincula con la acción de la misma manera que la reflexión con la observación. El que reflexiona intenta desvelar todas las aristas, el que intuye apuesta por una determinada arista.
La información que tenemos sobre los problemas que se nos plantean siempre es imperfecta. Si tuviéramos una información perfecta sobre una determinada situación, pensar sería innecesario. Así, desde una perspectiva constructivista “vemos lo que queremos ver”. Tenemos que cambiar nuestra “mirada” si queremos encontrar ideas intuitivas.
La información es necesaria porque un pintor que en su paleta tiene muchos colores conseguirá una pintura más rica. Todos sabemos que por mucha técnica que aprendamos y colores que tengamos sin la intuición de Picasso haremos cuadros anodinos. Los creativos son portadores de una hipótesis con visión. Una hipótesis con visión es la creación de un concepto nuevo que abre una nueva ventana a través de la cual podemos observar el mundo que nos rodea y obtener información útil. Nos ofrece una brújula para orientarnos dónde mirar y qué buscar. La misma búsqueda de información es un proceso creativo, mientras plantearse buenas preguntas es la forma más adecuada para obtener buenas respuestas.
Aceptar las reglas de juego y conformarse a ellas suele entenderse como el primer requisito para triunfar en un determinado sistema. En cualquier organización los que cumplen su función son aceptados y respetados, por otra parte, los que se rebelan, los que tienen el coraje y la energía para defender sus propios puntos de vista suelen molestar.
La intuición es un regalo que no siempre se produce, la gracia estriba en aprovecharlo cuando surge, pero no podemos dejar de insistir en esforzarnos por ser creativos. Si queremos ser intuitivos tenemos que ser provocativos. La santificación de lo dado produce estabilidad, pero una situación inestable nos puede hacer avanzar hacia una nueva idea.
Se apuesta por otro camino y se explora hasta sus últimos recovecos. El concepto de paradigma (Khun) se basa en una intuición de gran calado que una comunidad acepta para mirar de una determinada manera la realidad. Para que una intuición de gran calado funcione se requieren una cantidad ingente de pequeñas intuiciones que van mimando poco a poco el paradigma vigente.