miércoles, 21 de abril de 2010

UNA TEORIA DE LA JUSTICIA COSNTRUIDA DESDE LA SENSATEZ

“Comprender entraña inevitablemente razonar. Tenemos que “leer” lo que sentimos y lo que parece que vemos, y preguntar qué indican esas percepciones y cómo podemos tenerlas en cuenta sin sentirnos abrumados por ellas.”
Amartya Sen. “La idea de justicia”

Una gran parte de las teorías de la justicia se han planteado la naturaleza de la justicia perfecta, mientras han obviado el mejoramiento y la superación de la injusticia en los contextos históricos y sociales. Amartya Sen nos propone un razonamiento práctico que nos permita reducir la injusticia y avanzar hacia la justicia, en lugar de orientarse tan sólo a la caracterización de sociedades perfectamente justas.
El argumento central del enfoque contractualista (Hobbes, Rousseau, Kant o Rawls) es la posibilidad de identificar unos esquemas sociales perfectamente justos. Por otra parte, el enfoque comparatista (Smith, Condorcet, Bentham, Marx o John Stuart Mill) se centra en comparar las diferentes maneras en que las personas podrían orientar sus vidas.
El enfoque comparatista propuesto por Sen no presupone el rechazo frontal del razonamiento y el escrutinio imparcial (eje central la justicia como equidad de Rawls). Un enfoque comparatista, sin la posibilidad de el escrutinio imparcial de las distintas posiciones enfrentadas, puede conducirnos a la “tolerancia indiferente” (“tú tienes razón en tu comunidad y yo tengo razón en la mía). La realidad tozuda (con sus desmanes constantes) abona el escepticismo acerca de la efectividad práctica de la discusión razonada. Podemos plantearnos la hipótesis que el alto grado de sinrazón que nos envuelve depende, en gran parte, de nuestra insólita capacidad para adornar con algún tipo de razonamiento nuestros prejuicios. Así, la sinrazón no consiste en abandonar por completo el uso de la razón, sino más bien en confiar en razonamientos muy primitivos y defectuosos.
El envite de Sen es la posibilidad de la existencia de un espacio para el encuentro razonado, a pesar que es consciente que muchas personas rehusarán participar en el desafío. Entiende que “razonar no es más que pasar de la observación de una tragedia al diagnóstico de una injusticia”. La objetividad de una teoría de la justicia puede descansar en la sensatez, de modo que ser más sensatos nos ayuda a pensar con mayor claridad sobre nuestras preocupaciones y responsabilidades sociales. No cabe duda que la pasión puede ser a veces más poderosa que la razón, de hecho parece ser que la primera percepción de lo justo y lo injusto no puede ser objeto de la razón, sino de los sentidos y los sentimientos. La “senda de la razón” no excluye la valoración de las reacciones instintivas, ni el papel de nuestras pasiones.
La “senda de la razón” ha sido explorada por Adam Smith con el espectador imparcial y por Rawls con la justicia como equidad. En este texto vamos a plantear la posibilidad de una teoría de la justicia en base a una ética de la responsabilidad. La libertad exige tanto la posibilidad de elección como la responsabilidad en relación a las decisiones adoptadas. Actuamos sensatamente cuando nuestra ética descansa tanto en el principio que asume “dejar que los otros sean” (el polo de la libertad) como el que “no puede eludir mi responsabilidad en relación a las injusticias que se comenten” (el polo de la responsabilidad).
La sensatez puede ayudarnos a entender no sólo el interés en sí mismo (a pensar mejor nuestros fines, objetivos y valores) sino también cómo las vidas de otros pueden ser fuertemente afectadas por las propias acciones. La hipótesis de la “senda de la razón” con la sensatez implica que el sueño de la imparcialidad puede resultar muy oneroso. La imparcialidad puede entenderse como un principio ético, pero quizá la propuesta de una ética cimentada en la libertad consustancial de todo ser humano y la responsabilidad nos proporcione la posibilidad de una teoría de la justicia que no obvia los ideales de la ilustración (la posibilidad que la razón nos haga mejores) y, a su vez, sea capaz de atajar los excesos de las ideologías (que en nombre de un proyecto liberador se olvidan del sacrificio de innumerables vidas humanas).