viernes, 27 de septiembre de 2019

Poesías de Septiembre



Todos son pasajeros,
entes inertes para mis ojos
Apareces, única, entre todos;
blanca entre los blancos
-como un estrella sin desiertos-
Conoces la soledad de las almas
porque las has visto todas
en las noches oscuras
No soy un pasajero cualquiera,
llevo todo tu peso en mi espalda
Quiero acariciar tus senos
para habitar con tus párpados
en bosques lejanos
Todos son pasajeros;
y tú los haces eternos


Solo quien conoce la intemperie
abraza a los abandonados;
a esos que deambulan solos y excluidos
La intempestiva miseria de los afectos
aviva inusitados infiernos
-poblados de seres desquiciados-
que hacen sombras con los soles
Solo quien se ha tejido con el tiempo
disculpa a los ignorantes;
a los que no saben que serán marginados;
volviéndose restos apátridas en nuevos reinos


Ardo de preguntas y de respuestas inconclusas
Aún, con la luz de las altivas catedrales
presiento que partiré sin respuestas
Vivo con el destello de un amor eterno,
que alimenta mi memoria,
y aligerando mis penumbras
me da vida para olvidarme de mi ausencia
Se fue, sin miedo de su partida
sabiendo que todos nos marchamos,
con el silencio de los dioses
y las lágrimas de los amantes
Amar es un misterio acérrimo,
una embriaguez resacosa

domingo, 5 de mayo de 2019

Una ética resistente


Podemos plantearnos tres ideas básicas de la felicidad: la felicidad como placer, como paz personal o como una reciprocidad que nos trasciende. Una ética resistente tendría que bascular entre la exigencia de una autenticidad personal y la necesidad de atender a un orden que nos constriñe.
El uso desmesurado de la palabra felicidad puede hacernos pensar que sus contornos son tan difusos que declararse feliz o infeliz carece de sentido. Ser protagonistas de nuestra propia existencia es un requisito sine qua non para el placer y la paz personal. Por otra parte, los fines trascendentes, a diferencia de los inmanentes, nos permiten ir más allá de nuestra propia vivencia y comprendernos como parte indisoluble de un conjunto.
Podemos trazar cuatro dimensiones: la dimensión intelectual, que aspira a la verdad; la dimensión estética, que aspira a la belleza; la dimensión moral, que aspira a la bondad y la dimensión espiritual, que aspira a la unidad. Cada uno de nosotros, en dependencia de su personalidad y sus influencias ambientales, escoge una determinada dimensión para alcanzar su propia felicidad.
La dimensión espiritual requiere de un grupo de personas con intereses o preocupaciones compartidas, que vivan o trabajen juntos de una forma organizada. Aunar el espíritu personal con el espíritu de comunidad no es un camino sencillo porque de un modo u otro siempre tenemos que “pactar”. Con todo, no cabe duda que la función más noble del pensamiento estriba en abstraernos de nuestra propia “mirada” para vestirnos con las “miradas” de nuestros semejantes. 
 La dimensión espiritual es el último bastión de una ética resistente. Podemos reivindicar una dimensión espiritual que asume todos estamos interconectados, que creernos ajenos al devenir de nuestro entorno es una ilusión. Un ética resistente que transita de la fraternidad a la autenticidad.

domingo, 24 de febrero de 2019

Mutar los sonidos en palabras


Mutar los sonidos en palabras 
donde lo que nos define no pueda
ir más allá 
de lo que la palabra nos diría,
un gozo sin fisura,
un pozo claro, un infierno divino,
un rumor que ruge
haciendo sonidos del silencio

Anonadado con la luz tenue de las nubes
y atrincherado en la bruma de tus sueños
me regodeo con el sabor de tus besos
sutilezas parsimoniosas, deleites de un gozo inesperado
El azar pesado, oportuno, necesario, libre...
nos ata, haciéndonos títeres de un sueño anhelado, glorioso...
como el trance que engendra la eternidad de nuestro instante


Tu historia podría
ser mi historia
aunque con sabores opuestos
tú sereno, yo errante;
ávido yo y tu moderado
tú luz de razón,
sueños de pasión, yo
Tan diversos y tan idénticos
Haces montañas con mis abismos,
susurrándome tus secretos
Aspiro a verme en tus reflejos,
dibujarte en mis adentros
Quiero correr, ascender a los castillos
al son de tus pasos

Poesia Nowhere



El sol ligero y tenue 
con tu sonrisa amanece
Ajeno al eco de tu brisa
siento el fulgor de tu mirada
Habito en tu adentro
amarrado en tu angosto hueco
Siendo el uno para el otro
el otro para uno

Mirar para no verse 
en los reflejos blancos de la noche
Alzar la vista para otear el paraíso 
en un yermo sin aristas, esférico 
Embriagarse del alboroto
para bañarnos en un bosque denso
azuzado por un cielo furioso
Saberse hijos del riesgo
Ver para no mirarse



Una lluvia ingrávida de destellos otoñales
recubre nuestra tarde nítida 
Con sus gotas sonoras
trasiega nuestras almas
Un tiempo de presagios 
de traslados que se esconden tras los velos
en muros trasparentes,
sin cortezas punzantes 
devorados por fuegos internos

Nowhere
El zumbido de la desolación 
en un orden tácito y cansino
que construye el volumen de un plano
Artistas furibundos que crean caos con el orden...
Con el fondo del silencio
para escuchar el mismo ruido


Un espacio anodino
que aspira a ser cualquier espacio
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Poesías del instante


El negro sol de tu vida
hace día con la luz de la luna
Te escondes de las huestes salvajes
en rincones atestados de exiliados,
de gentes anónimas, sin nombre
Quieres desear, saborear el abandono
encontrarte tras la luz apocada,
bajo la voz del emigrante
El azul cielo de tu vida
hace noche con la sombra de tu alma

Saberse etéreo 
materia de un fuego sin nombres
Anhelar, soñar, esperar
que tras el silencio
se esconde el ruido 
Saberse tributo del instante
abrazarnos a la pérdida 
y gozar con la magia
Sonámbulos de una eternidad perdida
trasegar el cielo en la tierra
con los dioses como amparo
Saberse etéreo 
alma de una luz con nombres


Con la poesía habitas las palabras 
haces primavera de la luna 
y otoños azules con la vida
Con la poesía acaricias el alma
haciendo eternidades de los instantes 
apresando el ruido de los silencios
Con la poesía iluminas las sombras
de las estepas nevadas
y de las altivas cumbres
Con la poesía intuyes amores
tímidas autenticidades
metamorfoseándose en cristalinas
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lunes, 18 de febrero de 2019

Poesías de invierno


Sé tu mismo
Hazte artífice de ti mismo
sin alejarte demasiado
y busca tu sabor, que es tuyo
Aléjate para buscar al otro 
para ser lo mismo en uno
en un bar, en un parque, en un banco


A contraluz de Santa Teresa de Jesús 

¡Ay, que corta esta vida¡
¡Qué duras todas las despedidas!
Estos placeres intensos
cuando el alma es cuerpo
Irnos con desmemoria
embriagarse de alegría 
Aligerar el peso de la culpa
que vivo porque olvido


Sé tu mi periferia 

Tu silencio puede
desbordar mi alma
como puede tu alegría 
desguazar las sombras oscuras de la tristeza
Aún habitando en tus suburbios 
siento la fortuna de los dioses caprichosos
que audaces se han olvidado de nosotros 
Puedo gritar mil veces tu nombre
reverberando tu luz en mi alma ausente
Buscarte entre mil estrellas
para verte en el centro de tu periferia

Las palabras 

A veces las palabras 
son como barcos en un puerto sin aguas
Unos se fueron con sus maletas
cargadas de desmemorias y nostalgias
Otros se quedaron en sus casas
habitadas de ruinas y ausencias 
A veces las palabras
son faros que iluminan las singladuras
Unos se ríen cuando se embriagan de eternos presentes
Otros lloran cuando se saben vástagos de los instantes 
A veces las palabras
son sonidos sin ecos
Historias anónimas que fueron vida
aún sabiéndose hijas del olvido
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