sábado, 30 de mayo de 2009

Democracia social y democracia política.

El liberal aristocrático y conservador Tocqueville ha pasado a la historia como el gran analista de la democracia. Pienso que su investigación es original porque entiende que “providencialmente” las sociedades modernas se definen por la democracia social y, a su vez, que la democracia política es el sistema de gobierno adecuado para formar sociedades modernas que permitan la libertad individual.
En su correspondencia de junio de 1831, tras pocos días de estancia en Estados Unidos, en una carta dirigida a su amigo Louis de Kergolay dibuja los primeros trazos de la democracia.
• Nos encaminamos hacia una democracia sin límites y con una fuerza irresistible.
• La clase alta tiende a disolverse en la media y ésta a hacerse inmensa e imponer la igualdad a todos.
• Un gobierno puede creer regular la democracia, pero no puede detenerla.
Su primera hipótesis es que la democracia es ineludible, una “realidad providencial” del mundo moderno. A mediados de la década de 1830 considera que la democracia es una inmensa revolución social que engendra un “nuevo mundo”. La democracia es una manière de être, un orden social definido por la igualdad.
En la “Démocratie” de 1835 distingue entre democracia y soberanía del pueblo: la democracia es la manera fundamental de ser de la sociedad estadounidense y la soberanía del pueblo es su forma de gobierno. El concepto de democracia combina ambos aspectos: una situación social (egalité) y una forma de gobierno: la democracia es la idea teórica y la soberanía del pueblo la realización práctica.
En la teoría democrática se arbitran tres conceptos fundamentales.
• Igualdad.
• Participación.
• Idea de control.
El concepto genérico de democracia incluye la democracia social (igualdad) y la democracia política (participación). La democracia social, una sociedad igualitaria, es una realidad histórica “providencial”, mientas la democracia política, el sistema de gobierno participativo, es una decisión libre de los ciudadanos.


Respecto a la idea de control muestra una actitud ambivalente:
• La extensión del poder de la mayoría que tiende a controlarlo todo puede impedir la libertad individual.
• El equilibrio de los distintos poderes sociales y políticos presupone la idea de control.
En sus borradores identifica la democracia con la classe moyenne, la clase democrática por excelencia, pero su padre, el conde Hervé, le apostilla que el gobierno de la clase media no es en el fondo más que una aristocracia pequeña a gran escala. Finalmente, atendiendo a las ideas del conde Hervé define la democracia política como el gobierno del peuple (que incluye a todas las clases sociales).
Su objetivo no se limitaba a definir la democracia política, pretendía reconocer su principio básico. Cuando investiga la sociedad estadounidense descubre que el principio básico de la democracia política es un “interés bien entendido” y, a su vez, entiende que es propio de las sociedades en que le mouvement social condiciona los moeurs de sus individuos. Mientras que la virtud se atiene a unas convicciones morales, a unas normas de conducta preestablecidas, el “interés bien entendido” responde a una interacción constante del individuo con su contexto social y político. La democracia política, en una sociedad sin distinciones aristocráticas, se fundamenta en el constante movimiento social que se produce cuando los individuos son conscientes que pueden modificar su posición social.

La democracia política no es simplemente el reconocimiento y la legalización de unos derechos políticos e individuales.
“No hay grandes hombres sin virtud, ni grandes pueblos sin respeto a los derechos.”
En una democracia política se respetan los derechos políticos e individuales porque los individuos sienten que su bienestar e independencia individual depende de la inviolabilidad de unos derechos fundamentales. Observa como en la sociedad estadounidense todos sus ciudadanos reconocen y aceptan el derecho a la propiedad porque todos tienen algún bien particular que defender: “uno no ataca los derechos del otro para que los suyos no sean violados”.
La democracia política reconoce los derechos políticos porque la libertad individual de los ciudadanos depende de que éstos no se queden aislados y, por lo tanto, participen en las decisiones políticas.
Estados Unidos, a diferencia de la vieja Europa, obtuvo sus derechos políticos “en una época en la que le era difícil hacer mal uso de ellos, dado el corto número y la sencillez de las costumbres de sus ciudadanos”. Comparativamente piensa que sí en Europa, que vive sobre las ruinas de la aristocracia, se conceden derechos políticos a la mayoría de los individuos puede producirse una crisis muy peligrosa por dos razones fundamentales:
• Los europeos durante mucho tiempo se han visto privados de derechos.
• La mayoría de los ciudadanos europeos actúan en base a unos “hábitos del corazón” que no les impele a su independencia individual.
Para entender su ambivalencia con respecto a los efectos de la democracia para la libertad individual debemos analizar cómo se define a sí mismo.
• Tengo un “goût a tête” por las instituciones democráticas.
• Soy aristócrata por instinto.
Ama con pasión la libertad, la legalidad y el respeto a los derechos, pero no la democracia. Su mirada aristocrática es patente en cuanto entiende que en el Antiguo Régimen existía un sistema de autogestión local fundado sobre la prestación de servicios. Considera que el poder, en el Antiguo Régimen, estaba legitimado: las clases altas y bajas interiorizaban sus respectivas ubicaciones sociales. Siente nostalgia por la desaparición de las sociedades aristocráticas y pretende que las sociedades democráticas acojan en su seno algunos valores aristocráticos —la independencia personal, el gusto por la excelencia humana y el respeto mutuo— que él considera primordiales.
Tiene un “goût a tête” por las instituciones democráticas porque permiten articular la libertad individual en las sociedades modernas. Gran parte de su reflexión se detiene en la “teoría de la representación” porque considera que se ha desarrollado con la democracia política estadounidense con la finalidad de articular las libertades individuales en el poder político. En la “teoría de la representación” concurren dos corrientes fundamentales.
• La radical, que exige tener en cuenta los puntos de vista de cada uno de los afectados.
• La conservadora, que sostiene que no es necesario tomar en cuenta el punto de vista de cada uno de los potencialmente afectados.
Considera que la corriente conservadora es la más adecuada para el progreso de la democracia política. En su obra analiza las tres maneras en que en una democracia política se pueden representar los intereses de los individuos.
• Partidos
• Asociaciones
• Prensa
En la Démocratie de 1835 afirma que los partidos “son un mal inherente a los gobiernos libres”. Comparte la crítica del sistema de partidos políticos con Madison, quien entiende que los partidos son versiones institucionalizadas de las facciones que se han desligado de la sociedad civil. Una facción, para Madison, es un número de ciudadanos, estén en mayoría o minoría, que actúan movidos por el impulso de una pasión común, por intereses adversos a los demás ciudadanos o a los de la comunidad considerada en su conjunto. El “Federalista” justifica la representación en cuanto que una democracia directa no tiene sentido en una sociedad dividida en facciones, lo cual explica que el mejor sistema político para estas sociedades sea la república, un gobierno en que tiene efecto el sistema de representación. La república delega la facultad de gobierno en un pequeño número de ciudadanos, elegidos por el resto, y con ello logra el gobierno de un mayor número de ciudadanos sobre una más amplia extensión territorial. Madison defiende la Constitución Federal.
Para Madison el sistema representativo es una primera opción que tamiza y esclarece la opinión de los ciudadanos. A partir de los intereses contrapuestos de deudores y acreedores, considera que la mejor opción es dar poder a los dos e impedir que uno pueda someter al otro. El “Federalista X” ahonda en las posibilidades de evitar los males de los partidos, proponiendo dos posibilidades.
• Suprimiendo sus causas: desde esta opción es peor el remedio que la enfermedad. La libertad es esencial para la vida política.
• Reprimiendo sus efectos: se parte de la idea que el espíritu de facción no puede suprimirse. Esta es la posibilidad por la que optan los federalistas.
De la misma manera que los federalistas, piensa que la existencia de diferentes facciones es imprescindible en una democracia política. La democracia política es una sucesión de desavenencias toleradas entre las distintas facciones (su concepción de asociación se corresponde a la de facción de Madison). Repudia, como la mayoría de sus contemporáneos, los partidos políticos, pero en ningún momento duda en su importancia para el desarrollo de la democracia política.
En Estados Unidos los legistas corrigen los efectos perniciosos de los partidos políticos y aristocratizan la democracia.
En los legistas se ocultan gran parte de los gustos y deseos de la aristocracia, siendo el más recurrente la inclinación por el orden. Los hombres de leyes son más afines al poder ejecutivo que al pueblo.
Los legistas aman el gobierno de la democracia, pero no comparten sus tendencias. Son un puente de unión entre la democracia y la aristocracia: pertenecen al pueblo por interés y nacimiento, y a la aristocracia por sus hábitos e inclinaciones. Los legistas franceses, a diferencia de los estadounidenses, no poseen los hábitos e inclinaciones adecuados para servir de lazo natural entre la aristocracia y la democracia.
“El legista inglés o americano busca apoyo en lo que se ha hecho antes de él; el legista francés en lo que sería conveniente hacer; el uno quiere sentencias, el otro razones.”
En Estados Unidos no solo los legistas son una clase política superior, si no también la más intelectual de las clases sociales. La “judicialización de la política” permite recuperar ciertos rasgos aristocráticos (garantizar del orden y juzgar los hechos reales).
La extensión del jurado popular en el sistema judicial estadounidense es la consecuencia directa y extrema del dogma de la soberanía del pueblo. El jurado popular educa al pueblo porque obliga a que los individuos participen en los asuntos comunitarios y permite socavar el individualismo abstencionista de las democracias sociales.
Este análisis de la democracia política estadounidense tiene el propósito de ser útil para crear un régimen de libertades individuales en Francia. Por ello analiza los dos escenarios que puede producir la democracia.
• La democracia daña el arte de gobernar (no solo a la ciencia administrativa), arrastrando a las sociedades al despotismo.
• La democracia en una sociedad muy civilizada y sabia es beneficiosa para el progreso político y social.
Se atiene a la segunda propuesta, planteándose los beneficios de la democracia política para el progreso político y social de su país. El primer requisito en una sociedad liberal es la libertad intelectual y política. A pesar que teóricamente postula que la libertad intelectual es imprescindible en las sociedades modernas, observa empíricamente que la sociedad estadounidense, con una libertad intelectual restringida, es liberal. No aclara la discordancia entre su postulado teórico y el análisis de la sociedad estadounidense, y en la Démocratie de 1840 todavía persisten las dudas acerca de la manera exacta como la democracia afecta al desarrollo intelectual. En ciertos pasajes parece prever que con instituciones democráticas se puede llegar a un florecimiento cultural único, aunque, en general, se muestra pesimista y predice un extendido estancamiento intelectual. Le asusta la carencia de libertad intelectual en la sociedad estadounidense, pero reconoce que ha sabido dotarse de unos instrumentos útiles para crear un régimen de libertades. Su país podría emular del estadounidense lo siguiente:
• Separar la religión del poder político para superar el materialismo propio de las democracias sociales.
• Fomentar las asociaciones las facciones descritas por Madison para formar una sociedad plural en la cuál los individuos se sientan representados.
Su gran aportación a la ciencia política es entender que la libertad individual en las sociedades modernas exige de la ciencia asociativa.
Sin una decidida acción social y política a favor de las asociaciones los individuos, apertrechados en su afán por su bienestar económico, no se dedican más que a sus asuntos privados. Si bien su análisis insiste en la ciencia asociativa, reconoce que es imprescindible la libertad de prensa.
La razón de ser de una democracia política es corregir el individualismo abstencionista que deriva de la democracia social para que los ciudadanos participen y se impliquen en los asuntos públicos.
“Si los ciudadanos continúan aislándose cada vez más estrechamente en el círculo de los pequeños intereses domésticos y agitándose en él sin descanso, es de prever que acabarán por hacerse inaccesibles a esas grandes pasiones y poderosas emociones públicas que turban a los pueblos, pero que los alimentan y los renuevan.”
Su apuesta por la democracia es arriesgada porque piensa que los defectos de la democracia y de la libertad se ven inmediatamente, mientras que sus virtudes se manifiestan a la larga.
“Sus defectos [de la democracia] resaltan inmediatamente, pero sus cualidades sólo a la larga se descubren.”
Las leyes de la democracia tienden al interés de la mayoría, mientras que las de la aristocracia se dirigen al interés de la minoría poseedora del poder y la riqueza. El gobierno democrático tiene que tener en cuenta los intereses de la mayoría.
Finalmente es un demócrata por su ideología liberal: la libertad individual es posible en las democracias sociales cuando los ciudadanos participan en las instituciones sociales y políticas de su nación.