Para Tocqueville las creencias religiosas son necesarias
e imprescindibles para constituir una sociedad liberal, en unos tiempos
signados por una igualdad social “providencial”.
Parte de la tesis que los seres humanos para su vida
cotidiana, en cualquier época histórica,
precisan de una idea estable de Dios y de su naturaleza: la fe es el
único estado permanente de la humanidad y aunque puede cambiar de objeto no
morir. La incredulidad religiosa es un accidente histórico.
“En la vida cotidiana, el hombre
necesita imprescindibles nociones estables de Dios y de la naturaleza humana,
pero su ajetreo diario le impide llegar a ellas”.
Las creencias religiosas son necesarias porque
satisfacen la “sed de esperanza” que anida en el corazón de todo ser humano.
“La religión, pues, no es más que
una forma particular de esperanza, y es tan natural al corazón humano como la
esperanza misma.”
La existencia de la religión no depende ni de un
contexto histórico ni de una forma de organización social, por el contrario su
razón de ser reside en que son unos moeurs imprescindibles para el ser
humano en cualquier estado de civilización.
“La incredulidad absoluta en
materia religiosa, que es tan contraria a los instintos naturales del hombre y
pone a su alma en una actitud muy dolorosa, parece atractiva a la multitud. Se
reconoce que la Iglesia no tenía más posibilidad de ataque entre nosotros que
en otros países, al contrario, es infinitamente más tolerante de lo que había
sido hasta ese momento y más que en los otros pueblos. Por ello se deberá
buscar las causas particulares de este fenómeno no tanto en el estado de la
religión como en el de la sociedad.”
Cuando analiza la revolución francesa parte de la
hipótesis que los odios furiosos de los revolucionarios al cristianismo
provenían de que éste formaba parte de las instituciones políticas y no actuaba
exclusivamente como doctrina religiosa.
“Una de las primeras iniciativas de
la revolución francesa fue atacar a la Iglesia, y entre las pasiones nacidas de
aquella revolución, la pasión irreligiosa fue la primera que se encendió y la
última en apagarse.”
Aunque en los
tiempos revolucionarios la irreligión es una pasión general, finalmente se acaba sustituyendo a la religión
agraviada por otra nueva. Su pensamiento sigue una secuencia lógica: el “vacío
de creencias” conduce a un “vacío de sentimientos”, produciéndose un “mundo sin
puntos de asentamiento”.
Analíticamente descubre cómo algunos procesos
políticos, principalmente los revolucionarios, adquieren formas religiosas para
desarrollar su ideario político. Históricamente la revolución francesa ha
procedido como una revolución religiosa.
- Consideran al hombre en sí mismo independientemente de sus circunstancias personales y posición social, afectando por ello a todos los ciudadanos.
- Consideran al ciudadano de una forma abstracta, al hombre en general, con independencia de su país y su tiempo.
Para
Tocqueville unas creencias religiosas útiles para la vida cotidiana del ser
humano requieren de sinceridad, autenticidad y sentimiento. Su tesis
fundamental es que las creencias religiosas cuando son sinceras —no obedecen a
fines políticos o interesados— satisfacen al sed de esperanza y regulan la
ambigüedad sustantiva del ser humano. Las creencias religiosas sinceras se
mantienen ajenas de su contexto histórico o social. Sí la religión se alía o
identifica con un determinado gobierno está obligada a adoptar unas máximas que
sólo son aplicables en un determinado contexto histórico y social, pero sí se
mantiene independiente del poder político recalan en los sentimientos, en los
instintos y las pasiones que se repiten con exactitud en todas las épocas de la
historia. Aún más, piensa que solamente son beneficiosas personalmente y
socialmente cuando son independientes del poder político.
Su experiencia estadounidense le enseña que la
independencia de la religión del poder político es necesaria para la existencia
de una sociedad liberal en su país. Esta convencido que las creencias
religiosas son necesarias independientemente de la situación histórica o
social, pero son todavía más imprescindibles en las sociedades caracterizadas
históricamente por la igualdad social. Son convenientes e indispensables porque
pueden regular dos tendencias de estas sociedades.
·
El aislamiento
·
El excesivo amor por los goces
materiales.
La religión
puede coexistir con la libertad política e intelectual. Así, las creencias
religiosas, en Estados Unidos, actúan como guardianas de los valores,
confiriendo estabilidad y atacando directamente, atenuándolo, el aislamiento
social y el materialismo.
“El principal cometido de las
religiones consiste en purificar, regular y restringir tal gusto por el
bienestar, demasiado ardiente y exclusivo, que sienten los hombres en la época
igualitaria; pero creo que harían mal si intentaran domeñarlo por entero y
acabar con él. Nunca conseguirán apartar al hombre del amor por la riqueza,
pero sí pueden persuadirle de que sólo utilicen medios honrados para lograrla.”
La sociedad
estadounidense, a diferencia de su sociedad, sitúa a la religión en su lugar.
“En América la religión es quizá menos
poderosa de lo que en determinadas épocas lo fuera en ciertos pueblos, pero su
influencia es mucho más duradera.”
La civilización angloamericana ha podido conjugar el
espíritu de libertad con la religión, mientras que en su país la iglesia y los
odios entre las distintas clases sociales son dos grandes escollos que se deben
superar para formar una sociedad liberal.
La religión en
Estados Unidos posee dos características que les ha beneficiado para formar una
sociedad liberal.
·
La religión ha sido la verdadera
madre de las sociedades angloamericanas.
·
La religión se ha puesto ella
misma, por así decirlo, sus límites.
La religión ha
contribuido a que los estadounidenses puedan crear un régimen de libertades en
su sistema político. Una experiencia decisiva de su viaje es comprender que la
tendencia religiosa de los Estados Unidos es, cuando menos en parte, producto
de la separación constitucional entre la iglesia y el estado. Los
estadounidenses han conseguido que todas las religiones estén en pie de
igualdad ante la ley y no han desacreditado a ninguna religión en particular.
Comparativamente, en Francia la religión cae por los suelos tras la revolución
y en Inglaterra constituye un mero aspecto de identidad de las clases.
El verdadero
éxito de la religión en Estados Unidos es que ha sido apartada del dominio
político. Esta separación se debe,
principalmente, a que los emigrantes que llegaron a Nueva Inglaterra estaban
impelidos por una necesidad puramente espiritual o intelectual.
“Los emigrantes, o como ellos con
tanta justeza se llamaban a sí mismos, los peregrinos (pilgrims), pertenecían a esa secta de Inglaterra que por la
austeridad de sus principios había recibido el nombre de puritana. El
puritanismo no sólo era una doctrina religiosa, sino que en muchos puntos se
identificaba con las teorías democráticas y republicanas más radicales.”
El
puritanismo estadounidense, al ser una doctrina tanto política como religiosa,
es afín al perfil democrático.
·
Es sencillo en su culto.
·
Es austero y casi primitivo en sus
principios.
·
Es enemigo de signos exteriores y
de la pompa de las ceremonias.
·
Es poco favorable a las artes y las
aficiones literarias.
Los emigrantes no son un grupo de aventureros, sino
que pretenden constituir una comunidad inspirada en sus ideales religiosos.
Estos ideales puritanos arrastran a los ciudadanos estadounidenses a la
independencia personal, mientras que los que profesan el catolicismo, más
numerosos en el viejo continente, son más favorables a la igualdad.
“Puede decirse, pues, que en los
Estados Unidos no existe una sola doctrina religiosa que se muestre hostil a
las instituciones democráticas y republicanas.”
La religión en los Estados Unidos, a diferencia de
Europa, al regir las costumbres y dirigir a la familia, colabora con el estado.
Las creencias religiosas independientes del poder político temporal ¾de
circunstancias cambiantes¾ proporcionan unos moeurs que atemperan,
corrigiéndolos el aislamiento y el excesivo goce por los bienes materiales de
las sociedades igualitarias.
“Los americanos muestran a través
de la práctica que sienten la necesidad de moralizar la democracia mediante la
religión.”
En Estados Unidos la religión no ejerce influencia
sobre las leyes ni sobre las opiniones políticas de detalle, pero su imperio se
asienta en la inteligencia. Se interesa por la capacidad ilustrativa de la
religión, rechazando ciertas corrientes intelectuales que llaman al abandono de
la religión para progresar en el camino de la razón y la liberación personal.
La influencia de la religión en Estados Unidos es
indirecta, pero poderosa.
“Así pues, al mismo tiempo que la
ley permite al pueblo americano hacerlo todo, la religión le impide concebirlo
todo y le prohíbe intentarlo todo.”
Así, las creencias religiosas son imprescindibles en
una sociedad liberal. En conclusión, el leitmotiv
principal de su investigación sobre las creencias religiosas es el intenso
esfuerzo de integrar la religión con el liberalismo.
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